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Descripción

Autor: Fernando González
Editorial Universidad Pontificia Bolivariana, Medellín, 1995
59 páginas. Tapa Blanda con Solapas. 210x140 mm
Con resaltador en 2 páginas

Fernando González se gradúa en Derecho en 1919. Su tesis es llevada por monseñor Caycedo, arzobispo de Medellín, al índice diocesano de lecturas prohibidas. «Eran tiempos muy inocentes», comentó el autor. El trabajo era instrumentalizable para hacer de él objeto de populismo, pues en esos años veinte ya se estaba incubando el proceso demagógico que afloró años después. Está basado en el principio de que el hombre está sujeto al más férreo determinismo social. Es un desnudamiento de la mentira social colombiana. Aquí, según la tesis, ha existido «una exaltación de ideas metafísicas» y «a Colombia sólo se la nombra en las antologías y en las academias» como consecuencia del desprecio entre nosotros de la «ley de la proporcionalidad de las actividades» que ha llevado a la «corrupción de su democracia».
Pero lo realmente interesante en este libro radica en el sentido determinista e individualista de la existencia del hombre, que aparece a través de sus páginas: «Los pueblos pueden hacer lo que quieren, pero no pueden querer libremente»; «Hay que partir del individuo al estudiar la Economía Política, y terminar en el individuo […]. En ningún caso se puede sacrificar el individuo al bien de la comunidad». Pesa, también, la tendencia anarquista, manifestación extrema del individualismo: «Vendrá un tiempo en que sea una realidad la anarquía». La tesis está marcada de un tinte de liberalismo, pues al choque con el mundo jesuítico el joven González se volcó hacia la cultura liberal y racionalista europea: «Soy partidario de la Escuela Liberal». Sin embargo, el sustrato de su trabajo no es liberalismo propiamente tal, sino una diatriba anárquica contra la situación del pueblo: «Tenemos un pueblo pobre, aislado e ignorante por consiguiente, y un número exagerado de bachilleres y doctores […]. La soberanía reside esencial y exclusivamente en aquel pueblo mísero y fanático […]. Cómo se halagan las pasiones y la credulidad del populacho».

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