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Descripción

Anclada en el pasado, Jerusalén lucha en la Lactualidad por recobrar las señas de identidad que la llevaron a ser cen- tro de culturas y lugar de encuentro. En sus calles, en sus plazas, podemos sentir el espíritu de Abraham, la sensibilidad de Jesús en las explicaciones a sus discípulos, el deambular sereno y pausado de Mahoma a través de su entramado urbano. Es un sitio de visita, de reflexión, de peregrinación para admirar y vivir los Santos Lugares y recordar otras tantas experiencias de todos los viajeros que han pasado por esta ciudad.

Codiciada por muchos, Jerusalén se pre- senta a los ojos del visitante como una ciu- dad dividida, con tantos barrios como cul- turas. Los judíos ven en ella el emblema de todo un pueblo perseguido a lo largo de la historia; los árabes ansían asentarse defini- tivamente en una tierra que en algún inamiento les perteneció: los cristianos, por último, admiran en ella las huellas de un pasado que forma parte de su más estricta tradición religiosa.

Barrios antiguos, calles serpenteantes, sina- gogas, mezquitas e iglesias que conviven con los aspectos más actuales que ofrece la ciudad: el Parlamento (la Kneset) y las obras del artis- ta ruso-judio Marc Chagall, el museo del Holo-

causto (recuerdo para el futuro de un terrible episodio del pasado), los alrededores de Jeru salén con Tel-Aviv y sus hermosas playas, los enclaves bíblicos (Belén, el mar Muerto, Jeri có), etcétera.

Historia y presente se entremezclan en Jeru salén y son los puntos claves de este libro de EL PAÍS-AGUILAR, plagado de bellas imá genes que invitan a visitarlo y suponen un recuerdo imprescindible para después del via je. En esta ocasión se ha contado con la ayuda de Manuel Men, gran conocedor de la cultura y el presente israelíes, quien ha adaptado al público español los contenidos del libro.