Libro La Lógica Del Desarrollo Capitalista

Descripción

Como escribió Carlos Marx hace más de 150 años, en la centralización del capital “No se trata ya de una simple concentración, idéntica a la acumulación, de los medios de producción y del poder de mando sobre el trabajo. Se trata de la (…) expropiación de unos capitalistas por otros, de la aglutinación de muchos capitales pequeños para formar unos cuantos capitales grandes. Este proceso se distingue del primero [la concentración de la producción] en que sólo presupone una distinta distribución de los capitales ya existentes y en funciones; en que, por tanto, su radio de acción no está limitado por el incremento absoluto de la riqueza social o por las fronteras absolutas de la acumulación. (…) Se trata de una verdadera centralización, que no debe confundirse con la acumulación y la concentración”.

Esta idea genial de Marx, expresada cuando apenas estaban naciendo los monopolios, es uno de los principales fundamentos teóricos de este libro, en donde se expone la lógica del desarrollo capitalista: La concentración de la producción, ya sea de bienes o servicios, conduce al surgimiento de grandes empresas que controlan partes sustanciales de un mercado, lo que facilita la creación de carteles, ya sea en el manejo de precios o en el proceso de distribución; la cartelización de empresas facilita, o incluso podría decirse que estimula, las fusiones o adquisiciones, para avanzar hacia empresas cada vez más grandes y poderosas, que llegan a ser determinantes en el mercado mundial.

Lo anterior se evidencia a través de casos representativos de las últimas décadas en Colombia, América Latina y el mundo, sobre la cartelización, producto de la concentración de la producción, y de fusiones y adquisiciones, expresiones de la centralización del capital, en donde las grandes empresas se favorecen de la flexibilización de los mercados de trabajo, de bienes y servicios y de capital, así como de la reducción de su contribución tributaria y la deslocalización de la producción.

Se suele decir que un mercado competitivo garantiza una eficiente asignación de los recursos a partir de las interacciones entre la oferta y la demanda. Cuando lo anterior no ocurre, se le denomina «fallas del mercado», las cuales, como argumentan los autores, no son más que el resultado de la lógica del sistema capitalista, pues no es tanto la competencia como el poder del capital lo que determina la asignación de recursos y genera una desigual distribución de la riqueza creada entre capital y trabajo, en favor del capital.

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