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Descripción

Autor: Varios
Dibujos: Nina Haeberle
Traducción y Versión: Álvaro Yunque
Editorial Quetzal, Buenos Aires, 1973
131 páginas. Ilustrado. Tapa Blanda con Solapas. 200x140 mm
Subrayado en algunas páginas

“Este libro es sólo una contribución para el mejor conocimiento de la riquísima y secular poesía de los chinos. Por ejemplo: la compilación de canciones populares, llamada "Canciones de los Estados", arranca desde el año 1733 A.C. y el llamado "Libro de la Poesía", del cual Confucio (551-479 A.C.) realizó una selección, consta de tres mil poemas. Con sólo presentar a los poetas que florecieron durante la dinastía Tang (años 618 a 907), la época más brillante de la poesía en la vieja China, con poetas como Li Po ("el poeta del ensueño"), Tu Fu ("el poeta sabio") y Wang Wei ("el poeta pintor"), este libro constaría de miles de nombres. Más aún: Con sólo presentar a los poetas que escribieron durante el reinado del Emperador Hsüan Tsung, a su vez poeta y músico, reinado de paz y, por lo tanto civilizador, sin guerras civiles ni invasiones de bárbaros, hecho insólito en la historia china; este libro debiera contar con miles de páginas. China es un país de poetas. La poesía está íntimamente vinculada a su existencia cotidiana. Es la expresión esencial de su espíritu. Cuando los países de Europa, o mejor, las tribus errantes que habrían de constituir esos países esos países, eran bárbaros. China poseía poetas, pintores y aún músicos, exquisitos, sabios, sutiles. Lao Tsé, Cheng Tsé, Kong fu Tsé y otros filósofos ya habían revelado verdades profundas muchos años antes de que las oyera el Occidente. El taoismo, el confucionismo y el hidismo ya habían alertado y conmovido las mentes de sus poetas mucho antes que el cristianismo lo hiciera en los hombres del este. La influencia de esas tres grandes corrientes filosófico – religiosas del Oriente, se evidencia en la poemática china pues, el arte del gay decir, no se dejó, como en la Europa medieval, a la merced de los improvisadores – juglares – o de los clérigos que dedicaban a él su ocio realizando hazañas de paciencia (poder escribir versos para ser leídos de izquierda a derecha como de derecha a izquierda, o componer poemas en forma de altar, de cruz, de cáliz) o que lo consagraban exclusivamente a narrar y loar vidas de santos. En China, los hombres de letras sabios, no sólo eruditos, los ministros, generales, emperadores y funcionarios, expusieron poéticamente sus ideas y sentimientos. Todos sin excluir el aporte de lo anónimo, la canción popular – los llamados "aires" – que, recogidos y afiligranados después por poetas de la jerarquía de un Li Po, se transformaron en poesía culta. Algo semejante a lo que conocemos del romancero y el coplerío español y americano”.

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