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Características del producto

Características principales

Título del libro
Cuentos de la Alhambra
Autor
Washington Irving
Idioma
Español
Editorial del libro
Debolsillo
Edición del libro
1
Tapa del libro
Blanda
Volumen del libro
1
Con índice
Año de publicación
2008

Otras características

Cantidad de páginas
293
Altura
23 cm
Ancho
14 cm
Peso
500 g
Material de la tapa del libro
Vinil
Con páginas para colorear
No
Con realidad aumentada
No
Género del libro
Literatura y ficción
Subgéneros del libro
Ficción
Tipo de narración
Cuento
Tamaño del libro
Bolsillo
Edad mínima recomendada
12 años
Edad máxima recomendada
99 años
Escrito en imprenta mayúscula
No
Cantidad de libros por set
1
ISBN
9789700721774

Descripción

EL ESCENARIO Hállase la Alhambra en la cima del cerró de la Asabicl1, nombre árabe dado a una colina situada al este de Granada, No tiene la milenaria fortaleza la reciura de las primeras construcciones que levantaron los moros en España Cuando a principios del siglo VIII, con ímpetu incontenible se lanzaron a la conquista de la Península soñando en implantar la religión predicada por el Profeta y en la conversión o exterminio de los cristianos. No es toda la piedra como la Mezquita de Córdoba y el palacio de Medina Sahara; los materiales de que está construida son deleznables, pero mármoles sabiamente colocados en el pavimento y azulejos en la parte baja de los muros y en todos los lugares expuestos al roce protegen la construcción. A falta de primores tallados en la piedra, el yeso policromado, en lo alto de los muros, y las maderas labradas, incrustadas en las bóvedas, hacen maravillas. La grandeza de la Alhambra comienza en 1238 cuando Mahomed ben Alahmar, de la dinastía nazarí, se apoderó de Granada, después de haber dominado Jaen, Baeza y Guadix. Cuando Mahomed y su gente de armas negaron a tierra granadina, quedaron extasiados ante la belleza del suelo que pisaban; sus vegas, su exúbera vegetación, la nieve eterna de los picachos de la Sierra Nevada y el agua que corría abundante en el darro produjeron en ellos emoción indescriptible. Habituados a vivir en tierra inhóspita, nómades en el desierto por necesidad y por atávica costumbre, los árabes, que llegaban de tierras ayunas de agua y carentes de vegetación, se dejaron conquistar por el suelo de Granada. Y aquellos hijos del desierto, soñadores y poetas por naturaleza, encontraron en Granada lugar propicio para realizar sus sueños, y en la vegetación y las aguas, anticipados deleites del paraíso ofrecido por Mahoma.

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