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Descripción

Crónicas de Luis Yagarí

(Libro con firma y dedicatoria del autor)

Volumen 7;Volumen 42 de Biblioteca de autores caldenses

Autor Gonzalo Uribe Mejía

Editor Impr. Departamental de Caldas, 1974

N.º de páginas 290



Yagarí: Un pereirano que llegó a ser el mejor cronista del país

Por: Jorge Emilio Sierra


Luis Yagarí, mejor dicho-, ni siquiera lo niega. Al contrario, se ufana de ello, haciéndose propaganda a cada momento. Así, no hay charla en que deje de considerarse gran escritor e incluirse entre las personalidades más sobresalientes en toda la historia del Viejo Caldas.

Es “un verdadero emperador”, según dijo Hernando Giraldo en entrevista que le hizo para El Espectador, donde proclamó, sin rodeos, que también era el mejor cronista del país, nada menos.

Pero, debemos admitir que los hechos parecen darle la razón: lleva medio siglo de escribir en La Patria, donde es cronista estrella (sólo comparable a Tomás Calderón –Mauricio-), y pertenece a un selecto grupo de alto peso intelectual, con nombres de primer orden: Gilberto Alzate Avendaño, Aquilino Villegas, Fernando Londoño Londoño, Silvio Villegas y Antonio Álvarez Restrepo, destacados tanto en la política y la economía como en las letras, por lo cual suelen ser identificados, debido a su vasta cultura clásica, como grecocaldenses o, de manera despectiva y burlesca, grecoquimbayas.

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Grecocaldense en acción

De aquella época -“Gloriosa”, en su concepto-, Yagarí dejó un amplio testimonio disperso en sus crónicas, donde el lector participa de intensas luchas políticas, viajes a caballo por los municipios de Caldas o Antioquia y recorridos a pie, de día y de noche, por las calles de la ciudad, donde se topaba con dirigentes políticos, escritores y artistas, locos y bobos, reinas de belleza y matronas, burócratas a granel…

Las suyas, en realidad, son historias escritas con naturalidad y humor, sencillas pero líricas y aún conmovedoras, donde la escuela grecocaldense está presente sin rebuscamientos y con un academicismo bajo control, nada trascendente.

Estuvo en la Asamblea departamental, que presidió en dos ocasiones; en la Cámara de Representantes, donde ejerció la presidencia; militó en el Nacionalismo de El Mariscal Gilberto Alzate Avendaño (grupo del que salieron derrotados, con el orgullo digno de haber vencido, pues “los mejores y más capaces -asegura- nunca son elegidos”), y, cuando menos pensó, fungía de ministro consejero ante el rey Balduino, en Bélgica, donde permaneció cuatro años que le permitieron pasearse a sus anchas por Europa, recorriendo museos.

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Tomado de Eje21

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